Lo prometido es deuda! y volvemos a la cocina con recetas saladas (y alguna que otra dulce que vendrá en breve, lo aseguro!!)
Hoy os voy a enseñar unas rodajas de calabacín al horno muy crujientes y, para qué mentiros, muy poco light.
El otro día me regalaron varios calabacines inmensos en el pueblo, y no sabía que hacer así que me puse manos a la obra, y después de hacer cremas y demás, decidí hacer una cena de esas que apetecen mucho y que van directas al michelín. Eso sí, es fácil, fácil, como a mí me gusta 🙂
¿Qué necesitamos?
1 calabacín gigante
150 gr poco de pan rallado
300 gr de queso rallado
pimienta molida
1 cucharadita de ajo en polvo
perejil picado
sal
mayonesa (sí, sí, como lo leéis, MA-YO-NE-SA!)
Nos ponemos manos a la obra!!
Precalentamos el horno a 180º. Cortamos el calabacín en rodajas. Yo no le quito la piel porque me gusta comérmela, pero entonces hay que lavarlos bien.
En un bol mezclamos el pan rallado, el queso, la pizca de pimienta, el ajo en polvo, y el perejil picado.
En un plato ponemos la mayonesa y comenzamos con el proceso de rebozado.
Pasamos el calabacín por la mayonesa, untándolo bien por las dos caras. Y acto seguido metemos la rodaja en el bol de la mezcla de pan y queso, y lo rebozamos bien.
Ponemos todas las rodajas en una bandeja de horno y horneamos hasta que se doren a 180º unos 15 minutos aproximadamente.
Después, podemos esperar a que se enfríen un poco, y a disfrutar!!
PD. A que es realmente fácil? El día que os ponga una receta difícil no nos lo vamos a creer, ni vosotros, ni yo! ja ja ja
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Una fantástica guarnición no? Que pinta tiene!!!